cerrando los ojos, las marcas, el mercado y el absoluto de consumismo esta ahi, y si los abrimos igualmente las estatuas son nichos infinitos revestidos de vallas y colores que denotan un objeto, un valor, un precio. la publicidad y sus formas, abarcan la mente y absorben como vicio cada neurona, pero ¿será el vicio un problema?, ¿cuando es un escapismo?, ¿pordria ser cobardia?, pero cuando es moda, es un esclavismo, las, luces en la noche, promocionando un burdel y hasta una moda en la ropa, atrapan y siñen obligatoriamente el cuerpo de las niñas, de las supuestas damas, y los chicos, esos que para poder practicar un deporte, tienen que estar avalados antes que nada por la marca de sus zapatillas.
¿cómo evadir, un alimento que es el mismo, pero en distinta envoltura?, y lo peor es la envoltura la capaz de crear deseo entre el cliente y la empresa que fabrica dicho producto, ¿dónde habría criterio para decidir, cuando ya existe la obligación, cuando es una forma una textura, un color el que nos obliga a decidir, sin oportunidad de pensar?, y es que ¿cómo pensar, cuando nuestros actos se limitan al cuerpo, la seducción que atrapa con boluptuosidades y condiciones enteramente pansexualistas?
son cuestionamientos que desde la mente de un publicista, hasta podrian originarse, y ¿si radican de un publicista, por que no de un comprador?...
99 FRANCOS-Jan Kounen.
